viernes, 15 de julio de 2011

[Lit] Dos Historias de Verano




De la Nicolás Garza

Bernardo es un tipo bonachón de esos que siempre hablan con sinceridad y es totalmente un buen representante del pueblo mexicano. El es muy trabajador, hablador y cotorrón. Es originario del Distrito Federal, tiene 45 años y trabaja en Indianápolis en la construcción.

Si dijéramos cuatro palabras que describieran todo lo que es él, estas palabras serían: honesto, compartido, pícaro y pasado de lanza.
La empresa a la que le trabaja contrata mexicanos y se los trae con visas temporales. El piensa que eso pasa porque son mano de obra barata y trabajan más que los gringos, pero por mucho. Bernardo tiene la tez morena obscura, pelo rizado y un poco largo. No deja que se le pase ninguna broma y está atento a todo lo que sucede a su alrededor.

Él no habla Ingles pero eso no le impide comunicarse con los demás. A su compañero de trabajo Félix le hace la vida más alegre. Le dice exactamente lo que necesita oír a veces más o a veces menos pero siempre le endulza la vida con su estilo muy mexicano. A Félix esto le fascina ya que tiene muy pocos amigos con quien hablar Español y disfruta el cotorreo, las bromas, las quejas y los albures de Bernardo. Es también hostigoso hasta el cansancio. Pero bueno…al fin de cuentas son tocayos, un día le dijo Felix: “Yo me llamo Félix de Jesús Bernardo”. Y el amigo tocayo le contesta: “Chale me cae que si te mandaron a la #$%^ tus padres mano”.

Si Bernardo fuera un Dios el construirá una ciudad con puros edificios en forma de senos y glúteos. Tendría una persona dedicada a regalar cigarros a todos los que quieran. Tendría otro trabajador dedicado a dar Coca-Colas gratis a todos los cansados y a la gente trabajadora. Bernardo pondría un albur en cada esquina como si fuera un anuncio comercial de esos que ponen tantas compañías. Bernardo nombraría a su tierra natal, que es la colonia Nicolás Garza (salida a Querétaro) como la capital de su ciudad. Si Bernardo fuera Dios y construiría una ciudad sería la ciudad donde todo mundo estaría por lo menos sonriendo aunque por adentro se lo estuviera cargando la #$%^.

A Félix le hace pensar que de ahora en adelante el mundo cambia, el trabajo es diferente y Bernardo se convierte en uno más de esos que el Universo le pone en la vida. Sin gente como él, piensa Félix ¿Que sería de nuestro andar en el mundo? Sin gente como el no vale la pena vivir. Ah y le debe nueve mil pesos a Elektra.

Felix Medina (Dedicado a la gente más hermosa de México, a su gente de la clase obrera, ellos son el alma de nuestro hermoso país y en ellos recaen todos nuestros mas íntimos sueños y pesadillas)



Adios Castillo Verde

Te vas así como una vez llegaste a mi vida:
solitario, verde, con vida y muy alegre.
Te vas con la cara en alto y el pecho de ruiseñor.
A la salida me espera mi hija, regalo del bosque milagroso.
Tiene los ojos de tus lagos y las manos de tus cometas.

Cuando es hora de despedirme… ella me abraza,
me acaricia mi espalda y dice: papá. Mi alma llora.
Cuando me está dando palmaditas en mi espalda,
siento que el Universo se realiza y que con sus manitas gitanas ya
divinas, me lee la vida… me comprende más que ningún otro ser vivo.

¿Qué cosas diría ella si pudiera hablar más?
Pero no es necesario; sus miradas y sus sonrisas misteriosa son las cosas
que más necesito en la vida, su oxígeno es mi sangre vital y entonces es más fácil
decirle finalmente adiós al castillo verde porque esto es parte de lo que debió ser.

Otra estrella me protege; adiós nieve del DAIRY CASTLE, adiós hamburguesas de MARVINS, BBQ del Mama Nunz, Pizza del Humble pie. Adiós amigos de la Universidad, el hermoso campus en el atardecer y las caminatas en el Nature Park. ¿Qué puedo decir de la liga de futbol y de las andadas en bicicleta? ¿En dónde quedarán las meditaciones depositadas en el Reflection Center.

Adiós Castillo Verde … Te quedas en mi corazón.

Felix Medina

Nota: Foto de la Ciudad de Mexico

viernes, 1 de julio de 2011

[Lit] Budista Urbano




¿Acaso es verdad que somos los mismos?

Tú me recuerdas a la Universidad de la Habana, facultad de Física, era una esquina gris y verde.

Ahí un hombre me tomó una foto en las escaleras, no lo conociste pero…

Por algún motivo tú me recuerdas de dicha foto. ¿Te platico de Marwencol o no?



Es que ya no es lo mismo, simplemente no lo es, finalizó nuestro ciclo taciturno dosmildocero.

Tú me recuerdas los templos romanos en Turquía y las caminatas infinitas en Grecia.

Nos encontramos fusil contra fusil, sol contra sol, piel contra piel y sobre todo puerta contra ventana.

¿Quién acabara en donde? ¿Qué será repartido entre los fieles? ¿Tienes fe?



La bomba cayó, así se invadió mi corazón de paz, armonía y resaca de ángeles.

Y aún así, aunque nadie me vea, aunque sea un fantasma y tenga a un ejército tuyo enfrente.

No importa; el tiempo pasa, la gente cambia y me tocaba respirar a mí, no soy monje.

Me importaría tener que comer, techo y una que otra vez meditar pero yo no soy monje.
Budista urbano…quizá. ¿Alguna vez has oído hablar de este término? ¿Budista urbano?



Félix Medina [Greencastle, Indiana, USA a 1ro de Julio del 2011]