domingo, 17 de junio de 2007

[Lit] Túnel verde



Los brazos pesan y el músculo empieza a doler, ya es la última piedra, la cargo, la llevo a la parte trasera del camión la aviento con mis últimas fuerzas del momento y paso la mano derecha sobre la frente para limpiarla. Estoy sudando, hace mucho que no sudaba así, como agua que se pasea sobre la piel sin rumbo fijo, no puedo estar seco.

Hace tanto que estuve aquí con este clima, dos años quizá, antes venía de turista, ahora estoy para quedarme, para aprender algo nuevo, que no sé que es, aquí cambia la cultura del ser humano, es tan pero tan diferente, alguna gente realmente me interesa porque son tan amables y tan cariñosos. En cambio hay otros que el ego los tiene tan inflados como a sus gobernantes que han tenido por los últimos años, en fin de esos hay en todos lados no solo aquí en la tierra blanca.

Subo a la cabina del camión, somos sólo tres, el sol pega tan fuerte para ellos pero yo estoy acostumbrado a mayor intensidad solar, sí aunque se escuche así muy científico ese sería el termino apropiado, intensidad solar, y lo escribo como quiero porque es mi escrito, tú lo interpretarás como quieras pero es mi escrito (ego).

Sin duda cabe decir que el sol esta pegando más caliente que en otros tiempos para nosotros los mosquitos aquí en el mundano pantanal de la vida. Dentro del camión abro la hielera y tomo algunos hielos que meto después a mi boca, se siente tan exquisito, siento como si habitara en mí un paraíso antártico a reducida escala. Arranca el motor y comienzo un corto análisis de la vida, lo de siempre, el golpe sentimental que nos pega a veces a los humanos. Pienso acerca de lo que he vivido hasta el momento y todo lo visualizo mentalmente. Al mismo tiempo admiro los caminos de luz que se van formando con el paso del camión, ya que a mis ambos lados nos rodean la carretera un ejército de árboles, entre ellos se cuela dicha luz, son tantos y tan majestuosos que simulan un túnel verde.

Al momento de llegar al lugar de descarga comienzo a descargar de nuevo piedras, juntas todas forman en total tres toneladas de peso, eso me dijo el patrón. Pero dicho peso no se compara con el peso que llevo en la nostalgia de mi espíritu; dejar la lengua, dejar la sublime comida, dejar la familia, dejar los amigos y dejar tus entrañas (esto es una compleja tarea que no goza mi alma).

El peso de dicho sentimiento se eleva desde mi espíritu y se evapora saliendo por las cavidades de mi mortal cuerpo, sólo soy hueso y carne pero la evaporación de dicho sentimiento me hace estar más allá de lo vivo. Ahora comienzo a ser parte de un colectivo fantasmal formado por sentimientos que tienen los inmigrantes que viven aquí. Este sentir es también un banco de peces sentimentales que viven en el aire y que yo y muchos otros que sentimos lo mismo y peor compartimos juntos. Y lo hacemos aquí; cerca del bosque que sonríe, cerca del río que llora, cerca a lo que somos y dejamos atrás.

Felix Medina

6 comentarios:

El Pobresor Gafapasta dijo...

Muy bonito texto. Estupendo el último párrafo. Ahora eres también un transterrado por amor. Animo. Sé que te irá bien.

Un saludote.

Anónimo dijo...

Que buena foto. Me acuerdo de mucho. Un saludote viejo. Erick

Anónimo dijo...

Un saludo Felix, un abrazo.

Diego Ordaz

Anónimo dijo...

beautiful amigo...

mucha suerte a los dos.

hola erick

Anónimo dijo...

saludos y animos la vida da muchas vueltas

katya d.

Anónimo dijo...

Me gusto tu texto, dotes que no te conocia, saludos a los compas del USA y suerte en el restaurante Mexa, enseñales a hacer uno de los platillos de acá.

Chore
aka Manuel